LA RESPONSABILIDAD TAMBIÉN MATA
Hace unas semanas acudí al cardiólogo por unas arritmias que padezco. Mientras esperaba turno no puede evitar fijarme en el resto de pacientes, y encontrar muchas similitudes entre ellos.
Pulcros, aspecto cuidado, ropa impecable, buen corte de pelo, zapatos lustrosos. Serios, responsables, correctos, educados en todo momento al dirigirse a la enfermera a pesar de la larga espera.
Atendiendo llamadas, preocupados por su trabajo, los hijos y la comida, Esa forma de ser era la que nos había llevado a todos allí.
Responsabilidad, exceso de celo y preocupación continua por los diversos avatares que conlleva la vida y que son imposibles de predecir y mucho menos de controlar son los que hacen que nuestro corazón sufra y se resienta hasta provocarnos arritmias o males mayores.
Fácil solución pensé ingenuo de mí, a partir de ahora seré algo descuidado, seguro que mejoran mis problemas cardiacos. Recordé entonces la historia del escorpión que pide a una rana le cruce el río en su espalda. “Pero me picaras”, afirma temerosa.
“Si, lo hago moriremos ambos”. En mitad del río, el escorpión la picó, “pero ¿qué haces?, vamos a ahogarnos los dos”, “no puedo evitarlo, es mi naturaleza”.