LA MEMORIA DEL OLVIDO
En 1984 cerró el Astillero Euskalduna, después de 80 años construyendo barcos. En ese momento trabajaban en él casi 2.500 personas.
Los trabajadores se movilizaron contra el cierre, ocupando las instalaciones y provocando violentos incidentes, con cortes diarios del tráfico en el puente de Deusto.
Mi autobús escolar fue detenido muchos días y tuve de cruzar andando el puente, entre policías y obreros, mientras rodamientos lanzados por los trabajadores con tirachinas caían a mi alrededor.
El 24 de noviembre de 1984 falleció un trabajador de un ataque al corazón y otro resultó herido de bala mientras la policía asaltaba el astillero.
¿Qué porcentaje de los asistentes a eventos en el actual Palacio Euskalduna sabrá que allí hubo un astillero? Y de ese exiguo porcentaje ¿cuántos sabrán que allí murió un trabajador luchando por impedir su cierre? Lo que es prácticamente seguro es que ninguno conocerá su nombre.
No es una historia bonita, ni tiene un final feliz, como la vida misma. Hubiera sido un detalle que el Palacio se llamará Palacio Astillero Euskalduna y que una de sus salas llevará el nombre del trabajador fallecido.